En las profundidades

En lo profundo de un estanque , un espejo pequeño, me esfuerzo por ver mi imagen en el, pero solo veo un resplandor blanco, quiero creer que ese resplandor no es la luz del sol q se refleja con esfuerzo, sino que eres tú que me contemplas con recelo, y que ese espejo tal vez no sea pequeño, q la distancia es lo que hace q parezca minúsculo, si solo de jara de pensar y viera q al final de un oscuro poso hay una luz que brilla y lo único q tengo q hacer es sumergirme en estas frías aguas para intentar conocer la realidad de este resplandor , es difícil y requiere de mucho valor ya q tal vez sufra un frio intenso que congele mis huesos por algo q realmente no vale la pena pero si no lo hago… ¿sería peor verdad? quedarme con la duda eterna de lo q habría sido, y tal vez ese espejo sea solo el reflejos de mis miedos y sentimientos más ocultos, y de no enfrentarlos estarían siempre ahí en lo más profundo de ese estanque esperando el día en q decida tomar la fuerza necesaria para enfrentarlos, veo rápido el estanque sintiendo con mis dedos el agua helada fijo mis ojos en la luz y no pienso más… basta de titubeos me sumerjo hacia lo profundo, en la superficie el agua se presenta calmada mientras q yo nado en un remolino de pensamientos que me nublan la vista, pero hago foco en la luz, y sigo hacia ella, casi si aire en mis pulmones logro llegar y me doy cuenta q eso a q tanto temía no era más q mi reflejo, era yo siempre fui yo a lo q temí tanto, lo q escondí en lo profundo de esa fosa de agua helada, y comprendí que la única manera de poder ver a los demás, de poder tener un futuro o simplemente seguir siendo yo, es conocerme, conocerse a uno mismo, en su totalidad, enfrentar los miedos y solo cuando haya logrado enfrentar mi realidad estaré listo para poder crecer y enfrentar el mundo en y su inmensidad, y que es imposible saber lo que se quiere si uno no sabe quién es, que no se puede correr si no se aprende antes a caminar, que todo en la vida tiene su tiempo, y que lo que uno desea si en verdad lo quiere, si hace todo por ello, lo logra, quesolo existe lo imposible cuando uno se resigna a creer en sí mismo, todos tenemos la posibilidad de lograr que lo imposible sea realidad y que la realidad sea imposible.

Demian Argento.

lunes, 22 de octubre de 2012

NOCTURNO DEL HUECO




Para ver que todo se ha ido,
para ver los huecos y los vestidos,
¡dame tu guante de luna,
tu otro guante perdido en la hierba,
amor mío!

Puede el aire arrancar los caracoles
muertos sobre el pulmón del elefante
y soplar los gusanos ateridos
de las yemas de luz o las manzanas.

Los rostros bogan impasibles
bajo el diminuto griterío de las yerbas
y en el rincón está el pechito de la rana
turbio de corazón y mandolina.

En la gran plaza desierta
mugía la bovina cabeza recién cortada
y eran duro cristal definitivo
las formas que buscaban el giro de la sierpe.

Para ver que todo se ha ido
dame tu mudo hueco, ¡amor mío!
Nostalgia de academia y cielo triste.
¡Para ver que todo se ha ido!

Dentro de ti, amor mío, por tu carne,
¡qué silencio de trenes bocarriba!
¡cuánto brazo de momia florecido!
¡qué cielo sin salida, amor, qué cielo!

Es la piedra en el agua y es la voz en la brisa
bordes de amor que escapan de su tronco sangrante.
Basta tocar el pulso de nuestro amor presente
para que broten flores sobre los otros niños.

Para ver que todo se ha ido.
Para ver los huecos de nubes y ríos.
Dame tus manos de laurel, amor.
¡Para ver que todo se ha ido!

Ruedan los huecos puros, por mí, por ti, en el alba
conservando las huellas de las ramas de sangre
y algún perfil de yeso tranquilo que dibuja
instantáneo dolor de luna apuntillada.

Mira formas concretas que buscan su vacío.
Perros equivocados y manzanas mordidas.
Mira el ansia, la angustia de un triste mundo fósil
que no encuentra el acento de su primer sollozo.

Cuando busco en la cama los rumores del hilo
has venido, amor mío, a cubrir mi tejado.
El hueco de una hormiga puede llenar el aire,
pero tú vas gimiendo sin norte por mis ojos.

No, por mis ojos no, que ahora me enseñas
cuatro ríos ceñidos en tu brazo,
en la dura barraca donde la luna prisionera
devora a un marinero delante de los niños.

Para ver que todo se ha ido
¡amor inexpugnable, amor huido!
No, no me des tu hueco,
¡que ya va por el aire el mío!
¡Ay de ti, ay de mí, de la brisa!
Para ver que todo se ha ido.


II

Yo.
Con el hueco blanquísimo de un caballo,
crines de ceniza. Plaza pura y doblada.

Yo.
Mi hueco traspasado con las axilas rotas.
Piel seca de uva neutra y amianto de madrugada.

Toda la luz del mundo cabe dentro de un ojo.
Canta el gallo y su canto dura más que sus alas.

Yo.
Con el hueco blanquísimo de un caballo. Rodeado
de espectadores que tienen hormigas en las palabras.

En el circo del frío sin perfil mutilado.
Por los capiteles rotos de las mejillas desangradas.

Yo.
Mi hueco sin ti, ciudad, sin tus muertos que comen.
Ecuestre por mi vida definitivamente anclada.

Yo.
No hay siglo nuevo ni luz reciente.
Sólo un caballo azul y una madrugada.

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