En las profundidades

En lo profundo de un estanque , un espejo pequeño, me esfuerzo por ver mi imagen en el, pero solo veo un resplandor blanco, quiero creer que ese resplandor no es la luz del sol q se refleja con esfuerzo, sino que eres tú que me contemplas con recelo, y que ese espejo tal vez no sea pequeño, q la distancia es lo que hace q parezca minúsculo, si solo de jara de pensar y viera q al final de un oscuro poso hay una luz que brilla y lo único q tengo q hacer es sumergirme en estas frías aguas para intentar conocer la realidad de este resplandor , es difícil y requiere de mucho valor ya q tal vez sufra un frio intenso que congele mis huesos por algo q realmente no vale la pena pero si no lo hago… ¿sería peor verdad? quedarme con la duda eterna de lo q habría sido, y tal vez ese espejo sea solo el reflejos de mis miedos y sentimientos más ocultos, y de no enfrentarlos estarían siempre ahí en lo más profundo de ese estanque esperando el día en q decida tomar la fuerza necesaria para enfrentarlos, veo rápido el estanque sintiendo con mis dedos el agua helada fijo mis ojos en la luz y no pienso más… basta de titubeos me sumerjo hacia lo profundo, en la superficie el agua se presenta calmada mientras q yo nado en un remolino de pensamientos que me nublan la vista, pero hago foco en la luz, y sigo hacia ella, casi si aire en mis pulmones logro llegar y me doy cuenta q eso a q tanto temía no era más q mi reflejo, era yo siempre fui yo a lo q temí tanto, lo q escondí en lo profundo de esa fosa de agua helada, y comprendí que la única manera de poder ver a los demás, de poder tener un futuro o simplemente seguir siendo yo, es conocerme, conocerse a uno mismo, en su totalidad, enfrentar los miedos y solo cuando haya logrado enfrentar mi realidad estaré listo para poder crecer y enfrentar el mundo en y su inmensidad, y que es imposible saber lo que se quiere si uno no sabe quién es, que no se puede correr si no se aprende antes a caminar, que todo en la vida tiene su tiempo, y que lo que uno desea si en verdad lo quiere, si hace todo por ello, lo logra, quesolo existe lo imposible cuando uno se resigna a creer en sí mismo, todos tenemos la posibilidad de lograr que lo imposible sea realidad y que la realidad sea imposible.

Demian Argento.

martes, 16 de octubre de 2012

ELEGÍA



 
Como un incensario lleno de deseos,
pasas en la tarde luminosa y clara
con la carne oscura de nardo marchito
y el sexo potente sobre tu mirada. 

Llevas en la boca tu melancolía
de pureza muerta, y en la dionisíaca
copa de tu vientre la araña que teje
el velo infecundo que cubre la entraña
nunca florecida con las vivas rosas
fruto de los besos. 

En tus manos blancas
llevas la madeja de tus ilusiones,
muertas para siempre, y sobre tu alma
la pasión hambrienta de besos de fuego
y tu amor de madre que sueña lejanas
visiones de cunas en ambientes quietos,
hilando en los labios lo azul de la nana. 

Como Ceres dieras tus espigas de oro
si el amor dormido tu cuerpo tocara,
y como la virgen María pudieras brotar
de tus senos otra vía láctea. 

Te marchitarás como la magnolia.
Nadie besará tus muslos de brasa.
Ni a tu cabellera llegarán los dedos
que la pulsen como
las cuerdas de un arpa. 

¡Oh mujer potente de ébano y de nardo!
cuyo aliento tiene blancor de biznagas.
Venus del mantón de Manila que sabe
del vino de Málaga y de la guitarra. 

¡Oh cisne moreno! cuyo lago tiene
lotos de saetas, olas de naranjas
y espumas de rojos claveles que aroman
los niños marchitos que hay bajo sus alas. 

Nadie te fecunda. Mártir andaluza,
tus besos debieron ser bajo una parra
plenos del silencio que tiene la noche
y del ritmo turbio del agua estancada. 

Pero tus ojeras se van agrandando
y tu pelo negro va siendo de plata;
tus senos resbalan escanciando aromas
y empieza a curvarse tu espléndida espalda. 

¡Oh mujer esbelta, maternal y ardiente!
Virgen dolorosa que tiene clavadas
todas las estrellas del cielo profundo
en su corazón ya sin esperanza. 

Eres el espejo de una Andalucía
que sufre pasiones gigantes y calla,
pasiones mecidas por los abanicos
y por las mantillas sobre las gargantas
que tienen temblores de sangre, de nieve,
y arañazos rojos hechos por miradas. 

Te vas por la niebla del otoño, virgen
como Inés, Cecilia, y la dulce Clara,
siendo una bacante que hubiera danzado
de pámpanos verdes y vid coronada. 

La tristeza inmensa que flota en tus ojos
nos dice tu vida rota y fracasada,
la monotonía de tu ambiente pobre
viendo pasar gente desde tu ventana,
oyendo la lluvia sobre la amargura
que tiene la vieja calle provinciana,
mientras que a lo lejos suenan los clamores
turbios y confusos de unas campanadas. 

Mas en vano escuchaste los acentos del aire.
Nunca llegó a tus oídos la dulce serenata.
Detrás de tus cristales aún miras anhelante.
¡Qué tristeza tan honda tendrás dentro del alma
al sentir en el pecho ya cansado y exhausto
la pasión de una niña recién enamorada! 

Tu cuerpo irá a la tumba
intacto de emociones.
Sobre la oscura tierra
brotará una alborada.
De tus ojos saldrán dos claveles sangrientos
y de tus senos, rosas como la nieve blancas.
Pero tu gran tristeza se irá con las estrellas,
como otra estrella digna de herirlas y eclipsarlas.

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